De entre todos los tipos de silo que se utilizan en la actualidad, los de torre, que presentan la forma cilíndrica de los primeros que se crearon, siguen siendo los más utilizados y pueden encontrarse disponibles en una extensa variedad de materiales, lo que los hace más o menos indicados para instalarse en lugares con características ambientales determinadas o para almacenar ciertos materiales o productos en específico. El material empleado en la fabricación de los silos tipo torre determina tanto su costo como su durabilidad, y para la elección del adecuado es necesario evaluar sus características, su capacidad, durabilidad y nivel de protección que ofrecen.
Los de hormigón también son muy comunes y se fabrican con bloques pequeños de dicho material, que se distinguen por su alta resistencia y durabilidad. La ventaja de utilizar silos de este tipo es que sus dimensiones se pueden aumentar según las necesidades que se presenten y se pueden desmontar fácilmente para cambiarlos de ubicación, por lo que en dado caso que el volumen de materia a almacenar incremente tan sólo se le tienen que hacer algunas modificaciones a la estructura y no es necesario adquirir un contenedor nuevo.
También existen los contenedores de almacenamiento de grano tipo torre con bajo oxígeno, que no son más que una especialidad de los cilíndricos y que en apariencia asemeja a los de torre, pero en el interior crean un ambiente con poco oxígeno, característica que le permite evitar el desarrollo del moho y la descomposición de los materiales que se almacenen en él, por lo que resulta ideal para almacenar materiales fermentados. En futuras publicaciones, en este blog encontrarán más información sobre el tema.
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